Fe de ratas

No puedo creerlo! Todavía no salgo de mi asombro. Llego y descubro en el blog, el saludo de una personita que hace mil años no veo. La Maca, si! Había dejado un comentario. Supongo que a través de la Turca, otra compañera de vieja época, por suerte reencontrada. Mi idea inicial era solo mostrar mi estado de ánimo en un día ambiguo. Sin embargo, la blogosfera (tomá, anotalo y llévatelo para buscar en la wikipedia), nos devuelve de vez en cuando esas cosas lindas. Es un movimiento extraño. Una deja un post ahí y ya después son tan libres que nunca se sabe los caminos que van a tomar, quién los va a leer ni como vuelven a vos.

Conocí a la Maca allá por 1985 o 1986, que me corrija ella, yo ya estoy viejita para acordarme de fechas.

Era la época de "salida" de la dictadura.

Era segundo o tercero de liceo.

Ella venía casi de paso a este país. Era un ir acercándose a ese Chile que le resultaba tan esquivo.

Las cosas se estaban reacomodando (escribo y me voy riendo, acá en el Urú las cosas siguen reacomodándose 20 años después).

La Maca me pareció un personaje fascinante. Era linda, pecosita y bien chilenita en sus modismos. Y era la idea que yo tenía en esa época de La Maga el personaje de Rayuela. Es momento de contarle a ella algo que tal vez no sepa. Fue gracias a Macarena que descubrí a Gioconda Belli.

Fue por ella que hoy luzco como bandera un poema de ella.

También me enseñó a hacer unas pulseritas trenzadas con nuditos que quedan bien buenas. Mantengo la costumbre hasta el día de hoy de hacer alguna en los veranos y usarla hasta que se rompe.

Ella pronunciaba "crochet" marcando la ch y a mí me causaba gracia.

Después, hice 5to científico y me separé de casi todos mis compañeros.

Hace unos 20 años que no la veo. Tengo a veces noticias intermitentes by la Turca, pero hoy a la mañana salté de la silla cuando vi un post firmado por ella. De la nada, de otro lado la Maca recuerda que escuchábamos de Sumo a Fito, dejé a Fito, sigo con Sumo y consumo un poco más que en aquella época. Esto quiere decir querida Maca, que algo del sistema va entrando en mí. Que ahora cumplo un horario y me visto de oficina, pero a la vez hay cosas que me hacen sentir más libre. Que me encantaría sentarme a tomar un café contigo, para hablar nomás de cómo cambia el cielo.

Salud Maca, estés de este o del otro lado del Atlántico.

Les dejo el poema de la Belli

No me arrepiento de nada Desde la mujer que soy, a veces me da por contemplar aquellas que pude haber sido; las mujeres primorosas, hacendosas, buenas esposas, dechado de virtudes, que deseara mi madre. No sé por qué la vida entera he pasado rebelándome contra ellas. Odio sus amenazas en mi cuerpo. La culpa que sus vidas impecables, por extraño maleficio, me inspiran. Reniego de sus buenos oficios; de los llantos a escondidas del esposo, del pudor de su desnudez bajo la planchada y almidonada ropa interior. Estas mujeres, sin embargo, me miran desde el interior de los espejos, levantan su dedo acusador y, a veces, cedo a sus miradas de reproche y quiero ganarme la aceptación universal, ser la "niña buena", la "mujer decente" la Gioconda irreprochable. Sacarme diez en conducta con el partido, el estado, las amistades, mi familia, mis hijos y todos los demás seres que abundantes pueblan este mundo nuestro. En esta contradicción inevitable entre lo que debió haber sido y lo que es, he librado numerosas batallas mortales, batallas a mordiscos de ellas contra mí -ellas habitando en mí queriendo ser yo misma- transgrediendo maternos mandamientos, desgarro adolorida y a trompicones a las mujeres internas que, desde la infancia, me retuercen los ojos porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños, porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable, que se enamora como alma en pena de causas justas, hombres hermosos, y palabras juguetonas. Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada, e hice el amor sobre escritorios -en horas de oficina- y rompí lazos inviolables y me atreví a gozar el cuerpo sano y sinuoso con que los genes de todos mis ancestros me dotaron. No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones. No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf. Pero en los pozos oscuros en que me hundo, cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos, siento las lágrimas pujando; veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo, blandiendo condenas contra mi felicidad. Impertérritas niñas buenas me circundan y danzan sus canciones infantiles contra mí contra esta mujer hecha y derecha, plena. Esta mujer de pechos en pecho y caderas anchas que, por mi madre y contra ella, me gusta ser.

Fe de ratas: Aclaro por las dudas, que nunca hice el amor sobre el escritorio en horas de oficina. 

Comentarios

Unknown dijo…
Magga:
NO aclares que oscurece, ja,ja